Presenciando en un televisor cercano el cierre de campaña de uno de los partidos que tratan en las urnas ganar el favor del pueblo el próximo 16 de mayo, el asombro y el bochorno no se hizo esperar en mí. Me bastaron tres minutos de audiencia para querer apagar el televisor, pues veía como un grupo de adultos, profesionales, gente de sociedad y cultura, actuaban como niños en circo, o peor aún, siendo parte del circo mismo. Como monos gesticulaban lo realizado por el “principal”, pasando varios minutos vociferando y accionando de una forma que no da otra cosa que no sea vergüenza.
Vergüenza al ver a los LIDERES DEL PUEBLO, a los hacedores de derechos, de leyes, de formas de actuar y de pensar. Que infantiles somos como pueblo. Al parecer 500 años no nos han bastado para madurar, para comportarnos al menos como un país adolescente.
Humildemente, solo espero que al momento en que estos individuos hagan uso de sus funciones y sean llamados a tomar decisiones importantes para todos, lo hagan con el mismo entusiasmo con que aplauden, gritan, ríen y se burlan de aquellos que los hacemos tomadores de decisiones.
Esto se lo dejamos a San Ramón, que espero sea él quien ande con la suerte!
Vergüenza al ver a los LIDERES DEL PUEBLO, a los hacedores de derechos, de leyes, de formas de actuar y de pensar. Que infantiles somos como pueblo. Al parecer 500 años no nos han bastado para madurar, para comportarnos al menos como un país adolescente.
Humildemente, solo espero que al momento en que estos individuos hagan uso de sus funciones y sean llamados a tomar decisiones importantes para todos, lo hagan con el mismo entusiasmo con que aplauden, gritan, ríen y se burlan de aquellos que los hacemos tomadores de decisiones.
Esto se lo dejamos a San Ramón, que espero sea él quien ande con la suerte!
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